EL RE-ENCUENTRO - PROMOCION 83: enero 2009

Mientras todavía se encuentra en edición los videos de la fiesta de cierre del reencuentro, aquí una historia para acercarles los últimos aconteceres de nuestro amigo Ivan Olivera.

Cómo resultan los azares del destino que me tocó pasar los últimos días del 2008 con nuestro entrañable amigo el Gato, y su familia.
Si que fue suerte porque no me tocaba ir para USA, y cuando ua tenía el pasaje para West Palm Beach, tampoco tenía previsto ir para NY. Pero así jugaron los dados, y cuando ya tenía decidido viajar y visitar la metropoli por dondes años atrás Spiderman lanzaba sus telarañas sobre las torres gemelas, quien salió a mi encuentro en el aeropuerto de Neward fue Ivan y su familia.

Finalmente nunca me hospedé en el depa que tenía planeado, sino que me quedé todo el tiempo con el Gato y su family.
Creo que a ninguno se le pasó por la cabeza terminarse una damajuana de sangría la primera noche que nos bañamos de tantos recuerdos, pero la ocasión era especial. Encontrarse con un amigo después de tantos años y en forma inesperada es sensacional.
La ciudad tan grande y tan altos sus rascielos, es decir, un oceano inagotable de cemento, se redujo a un grano de arroz, pues nos faltaron más calles para conversar de tantos años extraviados, cada quien con sus historias, con piezas intercambiables de un mismo rompecabezas, porque al final de cuentas somos peruanos, y pasamos por las mismas limitaciones, sueños y coincidencias. Es inefable como funciona los largos brazos de la amistad, y mas todavía renovar una añeja, después de tantos años, y muy lejos de Huancayo.
Da gusto visitar a los amigos y verlos bien, con los sueños que tienen los grandes de trascender, en los reducidos años cronológicos que tiene un individuo en relación a toda la historia de la humanidad y al compromiso con su tierra.
No tengo fotos de la jatazo que se maneja el gato en Long Beach, pero en fin, lo importante, más allá de las dimensiones físicas, es más bien el concepto de casa chica pero corazón grande que tenemos en el Perú, y en eso no nos igualan los gringos.
Hablar del reencuentro, y de la gentita de la promo, sin duda que lo llenó a nuestro amigo de alegría. Bueno es saber que lo llaman por teléfono entre sus huascas para brindar con él a la distancia. Lo digo también por experiencia, pues cuando me toco a mí vivir fuera, hechos similares a uno le fortalecen.

Ahora un poco de explicación de estas fotos.

Museo de policía de Nueva York.
Entre las historias que contabamos y que escuchaba con incredulidad la señora gatuna, sin lugar a dudas saltaban las delicuenciadas de los años escolares. Si pues, parecen inverosímiles, pero son reales, y por eso con más soltura ocasionan sonrisas, pero a pesar de ello, no hay ningun prontariado en los computadores de este Museo Policial. En todo caso los delitos han prescrito, y pueden llegar con confianza a tierras gringas.

Cena en Little Italy.
En este restaurant italiano recibí la bienvenida a NY. Por suerte, por la crisis financiera internacional, no tuvimos que esperar semanas para reservar una mesa. Sólo nos tocó hacer una pequeña cola, que al fin de cuentas no fue nada entre interminables conversaciones. Pero el sabor de nuestra comida para sacarse el chullo de la cabeza. Casi me olvido de comentarle que el gato tiene un artículo en el New York Times. Da orgullo decir que la sazón de su restaurant dejó boquiabiertos a los neoyorkinos.

China Town
Este lugar parece perucho. De no ser por las letras en chino, las tiendas parecen un mercadillo, tipo el de la avenida Huancavelica, o del antiguo polvos azules. Hasta con decirles que a pocas cuadras de donde se tomó esta fotografía, encontramos un stand (hay un foto previa de ello) donde vendían chullos peruanos. Sí, los Andes presente en pleno corazón de Manhattan. Y para que contarles de los DVD piratas que te venden por las calles, y mil otras mercaderías con sello bambaren.

Gracias amigo por la hospitalidad, y muchos saludos a la familia.

Luisito Serazo: un placer al menos conversar contigo por fono. Lamentablemente perdí el teléfono de Oscar "Pirula" Guerra y no lo llamé, pero igual se me hizo dificil pasar por Miami para saludarlo (ya habrá otra oportunidad hermano). El tiempo queda corto desafortunadamente.

Bueno, para todo la promo mis saludos renovados.